Afrodita
Afrodita es la diosa del amor y de la belleza, y se identifica en Roma con la antigua divinidad itálica Venus.
Según una tradición es hija de Urano y según otra de Zeus y Dione.
Hesíodo nos habla de que su nacimiento ocurre en el momento que Cronos (dios del tiempo) corta los genitales de su padre Urano y los lanza al mar, de donde surge Afrodita.
Todas conocemos el cuadro de Sandro Botticelli “El nacimiento de Venus”.
Afrodita es un espíritu salvaje, como la mujer de la que habla Clarissa Pinkola Estés en su libro “Mujeres que corren con lobos” (2009).
Yo la veo así, fiel a sí misma, a sus objetivos, pues es capaz de centrarse en lo que para ella tiene personalmente sentido. La veo salvaje en el sentido de cercana a la naturaleza primigenia, al hecho de que la vida está para ser disfrutada y Afrodita hace esto: disfrutar. Su amor es romántico, sexual, platónico, conexión de almas, amistad profunda, comprensión…
Donde haya visión, crecimiento personal, enseñanza, creatividad, consejo… Allí está Afrodita, pues su amor es transformador y mágico, es creador.
Pero también puede ser impulsiva, viviendo la vida como si no existiera nada más que experiencia sensorial, lo que provoca que muchas veces actúe como si no existiesen consecuencias en el futuro, con lo que esto supone a todos los niveles. La experiencia es la mejor maestra para una mujer Afrodita para aprender a reflexionar sobre las consecuencias de sus actos.
Afrodita fue libre para escoger a su pareja.
Otras diosas fueron raptadas, seducidas, violadas; pero Afrodita nunca fue escogida como víctima y no sufrió como tal.
Es una diosa independiente, no necesita a nadie para sentirse llena y este aspecto en una mujer asusta a una sociedad basada en unos patrones de mujer = madre, esposa, monja.
Esta independencia es también en el plano emocional y sexual, por lo que la mujer Afrodita será considerada como tentadora o prostituta por nuestra sociedad, pero no por ello debe olvidar esta parte esencial de su yo real, porque perdería su vitalidad, su fuerza, su alegría de vivir.
A la mujer Afrodita la ayuda saberse enamoradiza, saber que siente atracción erótica y sexual con un grado que otras mujeres no experimentan. Saberlo ayuda a no sentirse culpable por sentir lo que sienten.Cuando una mujer Afrodita se vuelve consciente de su patrón de comportamiento puede aceptar lo que quiera y puede modificar lo que quiera también. A partir de ese momento puede averiguar cuáles son sus prioridades y ponerlas en práctica.
Nosotras, mujeres, podemos vernos reflejadas en Afrodita parcialmente o totalmente. Otras diosas pueden ser nuestro espejo también y así ir entendiendo los entresijos de nuestra manera de ser y de actuar.
Más diosas pronto…